Hablar con los niños sobre el terrorismo, prevenir con la educación no formal, en los ciudadanos del futuro.
Los ataques terroristas en los Estados Unidos y en todo el mundo generan fuertes emociones y preguntas en todos nosotros.
Para algunos, estos eventos, que generalmente se transmiten ampliamente y, a menudo, con imágenes explícitas, pueden provocar emociones olvidadas hace mucho tiempo. Para otros, estas emociones se sienten por primera vez. Atender estas reacciones, además de transmitir información sobre un evento a nuestros niños y estudiantes, no es una tarea fácil.
Escucha
Algunos niños querrán hablar sobre terrorismo y otros no. Ambas reacciones son comunes. Si quieren hablar, es importante ofrecer a los niños un espacio seguro para compartir sus pensamientos y preguntas. Escuche activamente sus preocupaciones, preste atención a su lenguaje corporal, valide sus emociones y fomente conversaciones y discusiones respetuosas. Si no tiene ganas de hablar, no fuerce las discusiones. Continúe registrándose y dígales que está listo para escuchar cuando ellos estén listos para hablar.
No evite las conversaciones difíciles
Es comprensible que los padres y cuidadores no quieran causar ansiedad y angustia a sus hijos. Esto a menudo resulta en evitar conversaciones difíciles que suponemos provocarán estas emociones. Sin embargo, es el terrorismo en sí lo que inquieta, no las conversaciones sobre terrorismo. Invite a la conversación con preguntas abiertas, como «¿Qué le gustaría saber?» o «¿Cómo te hace sentir esto?» Deje que los intereses y pensamientos del niño guíen la conversación.
Estar preparado
Esté preparado para que sus hijos hagan preguntas sobre la muerte cuando hablen sobre terrorismo y respondan a estas preguntas de una manera honesta y apropiada para el desarrollo. Tranquilice a los niños sobre su seguridad. Sea consciente de su tono, mantenga la calma y no parecer ansioso.
Pregúnteles a sus hijos sobre sus preocupaciones y brindarles tranquilidad adecuada y realista. Si sus hijos tienen preocupaciones persistentes, permítanos expresar esos sentimientos. Concéntrese en cómo lidiar con los sentimientos preocupantes en lugar de sugerir que sus preocupaciones son infundadas. Comparta lo que se está haciendo para mantenerlos a salvo a ellos, a sus familiares y amigos.
Responda preguntas sobre los ataques con hechos
La comprensión de los niños de los eventos actuales proviene de la gran cantidad de fuentes que los rodean: sus familias, escuelas, amigos y medios de comunicación. Como suele ocurrir, estas fuentes a veces pueden contradecirse entre sí. Es importante, entonces, responder a las preguntas de los niños sobre lo que sucedió con hechos básicos y un lenguaje apropiado para su edad; no intente compartir toda la información que conoce. Indique a los niños mayores fuentes confiables de información para futuras investigaciones.
Reconozca que no tenemos todas las respuestas
Está bien no saber la respuesta a todas las preguntas. El terrorismo es un tema muy complejo. Si no puede responder la pregunta de su hijo, sea honesto. Aproveche la oportunidad para modelarse a sí mismo como un alumno y explorar la pregunta juntos. Al igual que los adultos, los niños también pueden plantear preguntas retóricas: pueden estar buscando a alguien que reconozca sus preocupaciones en lugar de dar una respuesta.
Las emociones varían
Las respuestas de los niños a los ataques terroristas variarán ampliamente según su edad, personalidad, nacionalidad, antecedentes étnicos o religiosos reales o percibidos, conexión con los ataques y exposición a otras experiencias traumáticas pasadas. Esté atento a los cambios en el estado de ánimo, el comportamiento y los hábitos diarios, incluidos el apetito y los patrones de sueño. No existe una respuesta emocional correcta o incorrecta al miedo o la ansiedad. Si la angustia de su hijo es persistente, grave o interfiere con el funcionamiento diario, hable con su pediatra u otro proveedor de atención médica o de salud mental.
Esté atento a los niños en riesgo
Los niños que han sufrido un trauma o una pérdida, incluso si no están relacionados con el terrorismo, tienen un mayor riesgo de sufrir angustia. Los comportamientos poco saludables, incluido el abuso de sustancias, las autolesiones y el acoso, no son saludables sin importar las circunstancias y requieren atención profesional. Monitoree la televisión e Internet. Los programas de televisión, los programas de noticias y las redes sociales cubrirán un ataque y sus consecuencias con cierta profundidad. Los medios pueden incluir imágenes de escenas que no son apropiadas para que los niños las vean o sin supervisión. De manera similar, los niños pueden usar Internet para buscar respuestas a sus preguntas. Participe activamente en la calidad y cantidad de información que reciben.
Observate
No eres inmune a las emociones provocadas por los ataques terroristas. Reconozca y atienda sus propias reacciones y sentimientos. El terrorismo no es un tema fácil de pensar, y mucho menos discutir con un niño. Reconocer sus sentimientos de antemano y luego compartirlos honestamente con sus hijos les ofrece un modelo en sus propias conversaciones difíciles y les ayudará a generar un entorno seguro y de confianza. Comparta con los niños las estrategias que utiliza para afrontar su angustia. Busque ayuda si experimenta sentimientos abrumadores o difíciles de manejar.
Enfatizar la esperanza
El terrorismo nos expone a lo peor de las personas. Pero a menudo escuchamos historias de hechos maravillosos, compasivos y heroicos que ocurren durante o después de tal ataque. La conmoción y la tristeza pueden unir a las personas (familiares, amigos y extraños) de una manera única. Ayude a sus hijos a reconocer cómo su propia compasión puede prevenir futuros actos de intolerancia y violencia recordándoles que expresen sus ideas con respeto y que traten a las personas que son diferentes a ellos con amabilidad. Ayude a los niños a identificar formas en las que pueden ayudar a los demás, ya sean los afectados directamente por el evento o los necesitados de su propia comunidad.